“Lo más interesante es que, cuando comenzamos, buscaba más conexiones con compañeras. Me asombra ver en lo que se ha convertido esta organización y lo que significa para mis compañeras. Es realmente extraordinario. Para mí, significa que los vínculos entre congregaciones son muy importantes hoy en día para la vida religiosa en los Estados Unidos, y lo serán aún más en el futuro”. - Kristin Matthes, SDN, miembro fundadora del Core Team
Esta primavera, se cumplen 20 años del primer boletín informativo publicado por Giving Voice. El boletín comenzó como una publicación impresa tres veces al año, con un equipo editorial integrado por Judy Eby, RSM, Jan Hayes, RSM, Kristin Matthes, SND, y Toni Temporiti, CPPS. Para conmemorar este aniversario, nos comunicamos con Kristin Matthes para que nos hablara más acerca de la fundación de nuestra querida organización.
La edición de primavera de 1999 del boletín informativo Giving Voice surgió de la conferencia Fertile Fields de 1997 en la que 130 hermanas de 25 congregaciones distintas se reunieron para celebrar la vida religiosa desde el punto de vista de las religiosas menores de 50 años.
“La dimensión histórica de esa reunión fue no solo que todas las participantes tenían menos de 50 años de edad, sino que Fertile Fields se convirtió además en una reunión de base entre congregaciones”, explica Matthes.
Después de la reunión en la conferencia Fertile Fields, la necesidad de crear un lugar en el que las hermanas de todas las congregaciones siguieran relacionándose hizo que, del primer boletín informativo de Giving Voice, naciera la organización sin fines de lucro que hoy conocemos como Giving Voice.
El primer artículo, Giving Voice! A New Publication for a New Generation (“Giving Voice: una nueva publicación para una nueva generación”, solo en inglés), de Jan Hayes, RSM, invita a las hermanas a conectarse de formas nuevas y trascendentales.
“Como el número de religiosas menores de 50 años es sumamente reducido en comparación con el de nuestras predecesoras, existe la necesidad de formar una “masa crítica” de hermanas jóvenes que pueda dar voz a las dificultades específicas que afronta nuestra generación. Esperamos que esta publicación nos ayude a lograrlo”.
Otro artículo del primer boletín informativo, escrito por Judy Eby, RSM, señala la urgencia de aceptar la realidad de los cambios en la vida religiosa. Su texto fue una reimpresión del discurso inaugural de la conferencia Fertile Fields:
“¿Cómo nos sustentaremos nosotras mismas cuando perdamos amigos, mentores y compañeros de la comunidad (además de nuestros padres) y, al mismo tiempo, cómo llevaremos con creatividad la vida religiosa hacia el próximo siglo? ¿Recurriremos a nuestras compañeras para que nos consuelen y apoyen, sin importar la distancia o la diversidad, en un intento de fortalecer los límites relacionales de la vida religiosa? En pocas palabras, la respuesta es no, a menos que comencemos ahora mismo a formar redes sólidas de conexión entre nosotras, a hacer frente a los demonios que agobian a nuestro grupo de edad y a abrazarnos como hermanas cruzando los confines de las congregaciones. Si la fe es la base de nuestra vida y de nuestro compromiso, debemos convencernos de que 'estamos hechas para este tiempo; este es nuestro momento y somos responsables de él’”.
Matthes, que fue miembro fundadora del equipo editorial y del Core Team de Giving Voice, recuerda su sorpresa cuando Giving Voice realmente cobró auge.
“Tocamos una fibra sensible que no sabíamos que existía. Así que seguimos haciendo los boletines con la meta de publicar tres al año. Unas veces, la lográbamos, otras, no. Pero de alguna manera funcionó”, nos cuenta Matthes.
Tras una próspera campaña de recaudación de fondos, las editoras de Giving Voice organizaron otra gran reunión en Loyola University Chicago en el 2002, a la cual asistieron más de 500 religiosas, y de ellas, más de 400 eran menores de 50 años. Esta reunión marcó la primera de las reuniones nacionales que Giving Voice organiza cada dos años.
El retiro anual para las hermanas de 20 a 39 años y el retiro bienal para las hermanas de los 40 a los 49 años son producto de esa reunión. De acuerdo con Matthes, los retiros se crearon para asegurar que las hermanas de todas las edades tuvieran el tiempo y el espacio para buscar sus propias compañeras y escuchar sus propias voces en cada etapa particular de su vida.
“Siento como si perteneciera a dos comunidades: la mía y la de las religiosas jóvenes que he conocido a través de Giving Voice, que me ha dado las mejores amigas en la vida religiosa. Hoy en día, hay tantas mujeres que han descubierto una segunda comunidad en Giving Voice, y muchas de las que hoy son mis mejores amigas pertenecen a otras comunidades. Es asombroso ver que ese don, que yo misma he experimentado, se repite en tantas personas. Me doy cuenta de cuánto significa la organización para la integrante más joven de mi congregación. No hay otras hermanas de su edad en mi comunidad, pero ella tiene un grupo muy unido de compañeras porque cada año asiste al retiro para las hermanas de 20 a 39 años de edad. Ha sido fantástico ver que Giving Voice ofrece ese espacio. En mi opinión, a medida que más y más personas hereden sus funciones, la organización ayudará a mantener viva esa pasión”, afirma Matthes.
Matthes añade que le emociona saber que ella y las demás fundadoras pudieron expresar el deseo del Espíritu de reunir a hermanas de comunidades distintas, y cree que esas conexiones serán aún más importantes en el futuro, cuando las comunidades evolucionen y se reduzcan. Tiene la idea de que, en el futuro, habrá más convivencia entre congregaciones.
“Creo realmente que eso es lo que sucederá. Pienso mucho en cuáles serán los sistemas de apoyo dentro de 20 años para las mujeres que estamos recibiendo hoy en nuestras comunidades. Es probable que el concepto de convivencia entre congregaciones se vuelva cada vez más central. Creo que la experiencia de vivir con personas de carismas diversos será maravillosa. No sé cómo se llevará a cabo, pero espero que sigamos explorando esa idea con mayor consciencia”.
Sin importar lo que traiga el porvenir, en toda la comunidad de Giving Voice se siente la necesidad de afrontar la realidad, de concentrarse en la abundancia y de mantener conexiones estrechas.
“En nuestras propias comunidades, solemos sentirnos abrumadas por la narrativa de la escasez. Giving Voice permite que la narrativa de la abundancia se haga realidad. Y estar en ese espacio con nuestras compañeras ayuda verdaderamente a hacer posible la abundancia”, concluye Matthes.
¿Desean obtener más información? Lean aquí los archivos del boletín informativo de Giving Voice (con algunos artículos en español).