
En mayo, tuve el honor increíble de representar las voces de las religiosas más jóvenes de Norteamérica en la reunión trienal de la Unión Internacional de las Superioras Generales (UISG) en Roma. La UISG invitó a religiosas de cada continente a participar en un panel sobre el tema “¿Qué es lo que me entusiasma acerca del presente y el futuro de la vida religiosa apostólica?”. Sentí humildad y gran emoción de hablar como una hermana joven ante la asamblea de 860 superioras generales provenientes de todo el mundo.
En las conversaciones, divididas en mesas redondas por idioma, las participantes representaban todos los tipos de órdenes religiosas apostólicas del mundo. Por medio, de interpretación simultánea, las presentaciones se escucharon en al menos once idiomas. En varias ocasiones, las liturgias y oraciones se hicieron incluso en más idiomas, entre otros, árabe y swahili. Cerca de la mitad de las hermanas vestían hábito. A pesar de todas nuestras diferencias, hubo un sentimiento muy claro de que todas éramos hermanas.
La reunión comenzó el lunes por la tarde, y concluyó el viernes con una misa vespertina celebrada por el cardenal João Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Todos los días, hubo discursos importantes, presentaciones o paneles más breves y conversaciones por mesas, así como oración, comidas y misa. El tema “Tejiendo la solidaridad global para la vida” fue ejemplificado por un pedazo de tela e hilo de colores en cada mesa, para ir tejiéndolo juntas durante la semana. Todos los días se centraron en la solidaridad de alguna manera en particular: con la Tierra, con los habitantes de la periferia y de unos con otros en todo el mundo.
Otro tema de la semana fue el de la colaboración mutua. La UISG representa a más de 2000 congregaciones de religiosas activas de todo el mundo. Con la meta de la colaboración, la UISG tiene en curso varios proyectos entre congregaciones, por ejemplo, la capacitación de maestros en Sudán del Sur, el instituto Talitha Koum, que trabaja contra la trata de personas y, en fecha más reciente, un grupo de hermanas en Sicilia para ayudar con la ola de migrantes que llegan ahí. No puedo evitar pensar en la realización de nuestros propios deseos en Giving Voice con el trabajo conjunto en proyectos diversos.
Un segundo tema que me impactó el tercer día fue la presentación de Marian Ambrosio, IDP, quien habló de nuestra identidad como religiosas proveniente de nuestro cómo hacemos, más que del qué o el por qué lo hacemos. El qué hacemos suele ser por medio de laicos. El por qué de nuestro ministerio surge del llamado de Jesús a todos los cristianos. Pero nosotras, como religiosas, actuamos de manera particular: siempre por amor, apoyadas en nuestros ministerios y en la vida mediante oración y meditación diarias, con Dios como fuente de fortaleza. Al reflexionar, pensé acerca de cómo esto forja nuestra identidad de una manera que nuestras instituciones no pueden hacerlo, y da sentido a aquellas cuyo ministerio se centra en la oración. También da sentido a lo que hacemos y que, técnicamente, no es 'ministerio', como ser testigos de la vida en comunidad o los encuentros imprevistos que tenemos cada día. Compartir el amor y la alegría que recibimos de Dios no tiene fronteras.
Por último, llegó el momento de la semana que yo más esperaba: la audiencia de toda la asamblea con el papa Francisco. La presidenta de la UISG, Carmen Sammut, MSOLA, le dio un cálido recibimiento. Como líder carismática que es, fue a insistencia suya que se permitió al grupo formular preguntas para que el Papa las respondiera. Al empezar, el Papa pidió que las preguntas (que él recibió con un mes de anticipación) se leyeran en voz alta una por una. La transcripción de toda la audiencia se encuentra en línea. Dos temas que él trató me alentaron en particular.
Primero, como todos hemos oído, se habló de explorar la posibilidad de que las mujeres accedan al diaconado, o de que haya diaconisas. Lo que más me impresionó fue la energía con la que el Papa expresó su deseo de incluir las voces de las mujeres en la toma de decisiones de la Iglesia. Esto se mencionó tanto en relación con las decisiones acerca de las religiosas como de manera más general. De hecho, pareció sorprendido de saber que la comisión sobre la vida religiosa no incluye necesariamente a las religiosas en sus debates y decisiones. A mí también me sorprendió.
Un segundo tema en el que las palabras del papa Francisco me alentaron fue en una conversación acerca de la pobreza. Él mencionó que cada una debe seguir su propio carisma, y que no todos entendemos la pobreza de la misma manera. Este no es un problema, siempre que cada una siga la tradición de su propia congregación. Lo que oí en esto fue una declaración más amplia acerca del valor de la diversidad entre las congregaciones.
En conjunto, salí de Roma con una esperanza mayor en el futuro de la vida religiosa y un sentido más profundo de pertenencia a esa vida. No sé cómo agradecer a Giving Voice y a UISG la invitación a participar en esta reunión.