
Es increíble que noviembre ya está a la vuelta de la esquina. Casi parece ayer cuando estábamos reunidas en Kansas City hablando acerca de cruzar fronteras y explorar nuestra función en la vida de nuestra comunidad y del mundo. Y sin embargo, aquí estamos.
Esta época del año me parece el momento propicio para detenerme a hacer un balance. Me pregunto, ¿qué oportunidades de crecimiento se me han presentado los últimos seis meses? ¿Qué gracias he recibido? ¿Qué es lo que me llama ahora?
Algo que ha sido sumamente útil en esta reflexión es la pequeña comunidad de fe a la que pertenezco junto con varias colegas. Estamos leyendo el libro Fields of Compassion: How the New Cosmology Is Transforming Spiritual Life (Campos de compasión: cómo la nueva cosmología está transformando la vida espiritual) de Judy Cannato y, si he de ser sincera con ustedes, nunca he sido aficionada a lo que hemos llamado la «nueva cosmología». Siempre me ha parecido demasiado teórica y esotérica para mi mentalidad sensible y práctica. Sin embargo, el texto que estamos estudiando en grupo me ha abierto la mente a las posibilidades que encierra.
En nuestra pequeña comunidad de fe, leemos solo un par de capítulos a la vez para analizarlos y procesarlos. En uno de los capítulos recientes, Cannato habla del llamamiento a la libertad que todos recibimos, y dice: «La libertad es el suelo sobre el que bailan todas las demás virtudes». ¿No les parece una imagen encantadora? Además, cuanto más reflexiono en esta frase, más profundamente me afecta. Sin libertad, no puede haber ninguna posibilidad de amor, compasión o justicia. Fuimos creados para ser libres y para ayudar a otros a ser libres; libres para estar plenamente vivos.
Las preguntas obligadas son: ¿qué es lo que me tiene atada? ¿Qué es lo que me impide estar plenamente viva? ¿Cómo permito a los demás vivir en libertad? ¿Cómo puedo ser representante del amor liberador de Dios?
Ahora que se acerca la temporada de acción de gracias, dediquemos unos momentos a la reflexión. Así como en muchos lugares los árboles están a punto de dejar caer sus hojas, dejemos ir lo que nos impide ser libres, porque hemos sido llamados a la libertad.