
En enero de 2008, cuando participé en mi primer retiro de Giving Voice en Florida, nunca imaginé a dónde nos llevaría ese viaje. En ese momento yo era una candidata preparándome para entrar al noviciado con el corazón lleno de amor por Dios, y sintiendo también una mezcla de ilusión y ansiedad por el nuevo camino. Creo que mi llamado fue fuerte pero con momentos de nostalgia y soledad. La energía que experimenté en ese primer retiro fue tan viva que desde entonces me comprometí a ser una fiel participante del movimiento. Ocho años después, me invitaron a considerar la posibilidad de servir en el equipo de liderazgo como miembro del Equipo Central. No dudé en decir “sí” y en el verano de 2017 me incorporé al equipo. Ha sido un honor y un gozo servir a nuestras participantes con un grupo de maravillosas Hermanas jóvenes, inteligentes, y comprometidas con dones, talentos y antecedentes culturales únicos. Durante los últimos tres años, tuve la oportunidad de aprender y crecer en cómo ser una líder servidora e inclusiva. Asegurándonos de que todas tengamos voz en la mesa. Lo que comenzó como un movimiento de base hace más de 25 años ahora se consolida gracias a las muchas mujeres visionarias y dedicadas. El presente y el futuro son nuestros y espero con ansias todo lo que Giving Voice contribuirá para seguir manteniendo vivas nuestros sagradas llamadas.
Hna. Xiomara Méndez Hernández OP