
Como el nuevo coordinador de comunicaciones de Giving Voice, estoy encantado de colaborar con las religiosas jóvenes que intentan descubrir el camino que Dios les tiene asignado en la comunidad y en el mundo. Les puedo asegurar que estas hermanas jóvenes tienen energía contagiosa para construir una iglesia y un mundo mejores. Me siento bendecido de formar parte del camino que recorren.
Como muchos otros otoños, este trae consigo un tiempo de transición y de cambio. Por una parte, comenzar esta nueva función es una alegría; por otra, captar la idea de la complejidad de una organización nueva requiere tiempo y paciencia. Organizarse, sentirse productivo, abrirse paso, seguir el ritmo. ¿Aceptar un nuevo comienzo? Tengo esperanza en lo que este puede ofrecer y enseñar, y en la energía y la sabiduría que aporta.
Por no hablar de aprender el “lenguaje de las hermanas” y de sentirse a gusto en el mundo de las religiosas jóvenes. Esto llevará más tiempo probablemente. Aunque conozco este ambiente de lejos, esta es mi primera inmersión en la cultura y las prácticas de mis hermanas en la fe. Tiempo para escuchar. Tiempo para aprender. Repetir cuantas veces sea necesario. Aceptar.
Con todo ello, soy consciente de que no se puede forzar al río. Los nuevos comienzos, las transiciones y los cambios fluyen hacia adelante de maneras imprevistas. Los momentos sagrados intermedios y los espacios liminares se abren y se transforman en algo nuevo. Confío en que esto será maravillosamente bueno. Por mucho que lo intente, por mucho que lo desee, no se puede forzar al río. Las corrientes de sabiduría y perspicacia son demasiado sabias y santas para ser controladas. Isaías nos recuerda esto cuando dice: “Yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta? Sí, pondré un camino en el desierto y ríos en la estepa.” (Isaías 43:19). Espero que así sea.
Ryan Hoffmann, Coordinador de comunicaciones