
En noviembre, presenciamos unas elecciones presidenciales que no olvidaremos. Recuerdo que me fui a dormir después llena de tristeza y pidiendo a Dios que ayude a nuestro país. Sentí pesar por mis hermanos y hermanas marginados, y me pregunto cuántas tribulaciones más podrán aguantar. Al día siguiente, me di cuenta en los medios sociales que otras personas comparten estos mismos sentimientos. También encontré hermanas que ofrecían palabras de esperanza y nos recordaban el apoyo que hemos brindado, y que seguiremos brindando, a los marginados. No podemos perder las esperanzas. Las palabras “la unión hace la fuerza” me ayudaron a levantarme para ir a mi ministerio a trabajar y seguir atendiendo a todas las mujeres de los distintos grupos marginados de razas, nacionalidades y religiones que necesitan atención médica.
La división civil de estas elecciones presidenciales dejó una gran tensión en nuestro país. Han estallado los temores, entre otros, por los inmigrantes, el racismo y el medio ambiente, así como la sexualidad, la nacionalidad y la religión de las personas. Nuestro país necesita la oración.
Como personas religiosas, hemos sido llamadas a mantenernos firmes y resueltas en la fe para resistir estos temores. Es importante que elevemos nuestras plegarias y alcemos la voz para solidarizarnos con las personas que sufren la violación de sus derechos humanos. Necesitamos defender a quienes se les niega la dignidad humana y necesitan protección. Esto incluye la protección de otras especies y de la Tierra: Dios nos confió el cuidado de toda la creación. La solidaridad es imprescindible.
Antes de las elecciones, fray Bruno Cadoré, OP, Maestro de la Orden de Predicadores, habló sobre la solidaridad en nuestra celebración del aniversario 800 de la Orden de los Dominicos. Tengo presente sus palabras, especialmente después de estas elecciones: “Hay que tomar en cuenta que la solidaridad no es una acción, sino una forma de vida. Nadie tiene derecho a decidir que una persona o un grupo no forman parte de la sociedad. Debemos decidir vivir nuestra vida de manera que incluya a todas las personas”.
Quisiera mencionar algunas afirmaciones, hechas después de las elecciones, que llaman a no perder la esperanza y a estar unidos.
En las palabras de la hermana Simone Campbell del grupo Nuns on the Bus: “Mi fe me dice que hoy, más que nunca, necesitamos zanjar las diferencias y cubrir las distancias que nos dividen…; tenemos que luchar por una visión que calme los temores de la gente, nos una y solucione los problemas.” (vínculo a esta declaración https://networklobby.org/news/20161109election/).
En las palabras del Arzobispo de Chicago, Blase Cupich, nombrado cardenal recientemente: “No debemos cansarnos nunca de vivir nuestra tradición de servicio a los necesitados, a esas personas marginadas de la sociedad. Nuestra meta común debe ser demostrar nuestro compromiso con esos ideales para recuperar nuestra solidaridad como nación y seguir en pie como una luz de esperanza y compasión en un mundo con gran necesidad de estas.” (vínculo a esta declaración http://www.archchicago.org/news_releases/news_2016/stmnt_161109.html).
Como religiosas, estamos llamadas a la misericordia y la compasión para unir a nuestro país dividido. Mantengámonos unidos.
Lean el artículo siguiente de la hermana Joni Luna acerca de mantener la solidaridad con Standing Rock.
Hermana Priscilla Torres, OP