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Reviving Hours

Hay 24 horas en un día y 7 días en la semana. Eso nos da 168 horas por semana. Si restamos 56 horas de sueño (calculando un descanso óptimo de 8 horas por día), nos quedan 112 horas. Si restamos otras 40 del trabajo a tiempo completo en el ministerio, quedan 72. Aunque, ¿a quién queremos engañar? La mayoría de nosotras probablemente trabaja más de 40 horas, pero como tal vez no estamos durmiendo 8 horas por día, podríamos decir que el total está más o menos equilibrado. Entre las comidas, aseo personal, algo de tiempo con la comunidad y la oración, nos quedan 40 horas libres en la semana. ¡¿Cuarenta horas?! Eso sería maravilloso. Me equivoqué en alguna parte del cálculo porque, definitivamente, esto no refleja mi mundo.

Bueno, quizá sí. No estoy incluyendo las reuniones comunitarias, los comités, las juntas directivas y otras oportunidades que se me presentan y que ocupan una parte de ese tiempo. Con tantas maneras excelentes de dedicar nuestras energías y nuestra pasión a lo que hacemos, ¿cómo decidimos cuáles son los compromisos adicionales más importantes y vivificantes que podemos asumir? No me considero ninguna experta en estos temas (pregúntenle a cualquiera que me conozca), pero quisiera compartir algunas reflexiones e ideas que me sirven de guía para decidir a qué dedicar mi tiempo libre.

Primero, me desempeño mejor cuando logro un equilibrio entre mis trabajos y responsabilidades, y el descanso, una alimentación sana, la vida en comunidad, la oración, el ejercicio y, por lo menos, un poco de esparcimiento. Es necesario dejar tiempo para el día de culto semanal, el retiro anual y las vacaciones. Si accedo a hacer algo extra, no dejo de tener en cuenta esas necesidades. De lo contrario, no estaré en condiciones de dar lo mejor a los demás.

Segundo, me planteo si la oportunidad me aportará vitalidad y energía, en vez de agotarme. Las cuatro integrantes más nuevas de mi comunidad aceptamos hacer el ministerio vocacional juntas como un solo equipo. Nuestras reuniones son divertidas y es muy emocionante invitar a otras personas a esta vida que nos entusiasma. Formo parte del Core Team de Giving Voice. Giving Voice es uno de los únicos lugares donde puedo pasar tiempo con mis verdaderas compañeras; nutre mi espíritu como ninguna otra cosa. Algunas oportunidades me dejan con más energías que las que invierto y no dudo ni un instante en aceptarlas.

Por último, está bien decir que no, e incluso puede ser lo más conveniente. Algunas solicitudes simplemente no concuerdan con mis habilidades ni con lo que me apasiona. Otras exigirán demasiado tiempo en una agenda que ya es ajetreada. A veces, decir que no es la mejor opción para todos.

Sé que esta información no es nueva, pero espero que sea un recordatorio, a mitad del verano, para que se cercioren de usar esas 168 horas de un modo que les aporte la vitalidad, la alegría y la bondad que Dios anhela para ustedes.